lunes, 21 de enero de 2013

Enseñanza concertada: El contador a cero



El Gobierno y las Patronales se han empeñado en poner nuestro contador laboral a cero. Pretenden que las mejoras logradas estos años sean historia.
Ante la aparente pasividad, parece que lo han conseguido: Igual que nos lo dieron, ahora nos lo quitan.
Realmente no ha sido así. En estos años nos hemos movilizado, hemos mejorado, hemos cedido, …… en fin, hemos negociado. Pero ha tenido efectos secundarios. Hemos engordado, hemos perdido frescura y nos está costando responder. ¡¡Estos kilos de más …!!
Están empeñados en ningunearnos, en demostrar que los sindicatos no existimos, salvo para hacer gestiones que otros también pueden hacer.
Aprovechando la tempestad de la crisis están intentando poner todo a cero, homologarnos a todos a la baja, a tiempos pasados. En lenguaje actual, nos están intentando resetear socialmente.
Debemos reaccionar con inteligencia, sabiendo lo que tenemos y podemos hacer. Pero también es muy importante, lo que no debemos hacer.
No podemos esperar a tocar fondo. No podemos firmar acuerdos devaluados para luego recibir críticas oportunistas y gratuitas. Esto perjudica a todos.
En mi opinión, a los trabajadores de la concertada se les ha faltado al respeto. Tanto la administración como las patronales, cómplices necesarios, están actuando unilateralmente, como si no tuvieran representantes los trabajadores.
Unos publican en su Boletín Oficial y otros actúan, dando por hecho aspectos que, como mínimo, deben ser negociados. Un ejemplo, rebajan el módulo y las patronales dejan de abonar la paga extra. ¡Así, sin más!
En las actuales circunstancias, con un convenio en un momento tan delicado, nuestra información debe ser muy clara y directa.
Los trabajadores deben saber qué pasa y lo que proponemos. Pero también lo que las patronales quieren y lo que el resto de sindicatos opinan.
Pero ahí no acaba la cosa.
Los trabajadores también deben hablar. Deben posicionarse. Dar la cara.
No se discute que los sindicatos les representan. Pero en estos momentos, los compañeros deben hacer algo más que delegar en ellos su voto: Deben insuflar la energía suficiente a los sindicatos para que actúen debidamente.

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