La crisis también tiene efectos beneficiosos. Nos permite aprender cosas que en muchos casos debieran ser obvias.
Lo triste es que el aprendizaje es muy costoso, demasiado caro. Y además es pagado por los de siempre.
Valga un ejemplo: Somos fuertes en la calle, manifestándonos.
Potencialmente, los ciudadanos en general y los trabajadores en particular, tenemos una gran capacidad de acción. Si nos unimos, si mostramos públicamente, necesariamente juntos, nuestra indignación, ganamos en fuerza. No sólo apreciamos que no estamos solos sino que nos potenciamos unos a otros y tendemos a buscar las soluciones en grupo. Precisamente lo que no interesa a la otra parte. A los que quieren desunirnos, a los que pretenden que los problemas los solucionemos individualmente.
En fín, debilitar los movimientos sociales.
Por eso lo sucedido en Madrid con la defensa de la Sanidad Pública es tan importante.
Los que vivimos de nuestro trabajo, los que no vivimos de las rentas, sólo tenemos una forma de solucionar nuestras dificultades. En grupo, unidos, demostrando nuestra fuerza y si es necesario, en la calle, en público.
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