Ahora más que nunca debemos cuidar los mensajes y las formas.
Como vean ciertos poderes, que lo están viendo, que mantenemos nuestra capacidad de movilización, organizarán una nueva campaña de desprestigio de las organizaciones sindicales y sus responsables.
Debemos estar especialmente vigilantes al respecto.
Pero debemos seguir denunciando el permanente atropello que está sufriendo la clase trabajadora, tenga o no coyunturamente trabajo.
Nuestros compañeros deben ser sensibles a nuestras propuestas. Aunque sean incómodas.
Pero no tenemos tantas herramientas para defendernos y actuar.
La manifestación y la huelga son algunas, y muy importantes. Son incómodas y hasta costosas.
Pero quedarse en casa, a la larga, lo es más.
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