Últimamente se oye mucho ruido. Demasiado ruido.
Un ruido tan fuerte, que no nos deja pensar. Tan molesto,
que intentamos pensar en otras cosas para distraernos. Tan desagradable, que
nos afecta en otros órdenes de la vida. Tan evolvente, que nuestro instinto de
supervivencia hace como que no lo oímos.
Posiblemente lo más duro de reconocer es que es
intencionado. Se genera para que la clase trabajadora de este país se dedique a
pensar en cómo aislarse de lo realmente importante.
Y lo importante es que vamos hacia atrás. Que el paro es una
lacra que no deja respirar, que la desigualdad social va en aumento, que la
desafección política ya no pertenece a determinados estratos de la sociedad.
El aumento de la desestabilización nacionalista en Cataluña
y fomentada arduamente por el señor Mas (no el único). Los problemas creados,
porque sí, por el señor Wert. El predecible y perturbador desoje de la
margarita de las pensiones …………..
Esto da qué pensar. ¿No estaremos ante una cortina de humo?
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