La evolución de la situación actual nos va a obligar a situarnos mucho más nítidamente. Los sindicatos debemos valorar nuestras prioridades y valorar realmente cual es nuestra función en una sociedad cada vez más desregularizada.
Porque esta es una de las consecuencias de la crisis y de la reforma laboral. Una sociedad cada vez más débil. Unas relaciones laborales más endebles que propician el "sávese quien pueda" y, lo que más quiere la derecha pura y dura que tenemos, una atomización de las relaciones laborales llamada eufemísticamente "emprendedores".
Que la unión hace la fuerza es un concepto que muchos compañeros dejarán de criticiar con la alegría que han hecho hasta ahora.
Ahora nos corresponde definir nuestra prioridades y ver cuáles son las líneas rojas que no debemos consentir traspasar.
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