lunes, 19 de noviembre de 2012

Un paso atrás


Un paso atrás, posiblemente de algún decenio, es lo que ha dado este país. 
Cuando hablo con delegados, miembros de comités de empresa, afiliados y gente en general,  me sigue llamando la atención su reacción: La extrañeza ante la realidad laboral.
Lo difícil que resulta gestionar el día a día cuando trabajas en una empresa donde la titularidad, llámalo empresario, se comporta de forma arbitraria. Lo complicado que es aceptar que la cosas han cambiado y que no van a mejor.
La progresiva pérdida de herramientas sindicales para frenar o corregir situaciones de abuso objetivo.  La  displicencia que demuestran los poderes públicos, empresarios, y también hay que decirlo, muchos compañeros,  ante lo que podemos aportar los sindicatos. Piensan que …. ¡Para eso ya estamos nosotros!
Es duro reconocer que hay que luchar, no para avanzar, sino para recuperar la posición social perdida.  Los mayores porque se relajaron, los de mediana edad porque vivieron en la tendencia positiva y los jóvenes porque lo tienen crudo y están hasta las orejas de oírnos, a los mayores.
Así que, tomando nota de mis propias palabras, lo que precede es tomar conciencia de la situación y estar delante. Apoyar a quienes dan la cara. A los que se mueven. A los sindicatos que estén junto a los trabajadores, que no son todos. En resumen, los tiempos no están para verlas venir.
Y cuidado, porque en cuanto avancemos, el termómetro subirá en forma de campañas de descrédito sindical.


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